Elijo lo que como
En la entrada anterior comenzábamos a hablar de la importancia de desarrollar la voluntad consciente. En esta entrada quiero compartir ideas prácticas sobre cómo sentir que elijo lo que como.
A menudo me encuentro personas en la consulta que me dicen que hay momentos en su vida en los que necesitan comer. Sin sentir hambre física. Sino como si una fuerza externa se apoderara de ellas y no hubiera otra opción que ingerir gran cantidad de comida. Tras estos momentos, se sienten abatidas, decepcionadas de nuevo, llenas y culpables.
¿Qué ocurre en estos momentos? ¿Quién, o qué sentimiento o dolor, necesita comer realmente en ese instante?
Elijo lo que como
Cuando en estos momentos pensamos que no podemos hacer nada se nos olvida que, cuando no hacemos nada, también elegimos. Es decir, cada vez que me dejo llevar por el impulso del hambre emocional del que hablábamos en la entrada anterior, también elijo lo que como en ese instante. Pero en esos momentos elijo vivir inconscientemente. Por eso lo hago rápido, a solas y limpio lo que ensucio a toda velocidad. Para no dejar huella.
Cada vez que te des cuenta de que estás haciendo algo inconscientemente. Aunque sea algo que consideras “malo†y que te gustaría tapar. Di para ti: “elijo lo que hagoâ€Â. Igual cuando comes por impulso, di para ti: “elijo lo que comoâ€Â.
De esta forma, nos hacemos responsables. Tanto si consideramos que lo que hacemos está “bien†como si consideramos que está “malâ€Â. Siente que, aunque no sea la mejor opción, al menos, es lo que tú eliges. Porque si no, los actos inconscientes cada vez serán más. Cada vez habrá más impulsos y sentirás que la vida elige por ti. Algo que a nadie nos gusta.
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