Masticar o saborear
Hemos oído muchas veces la importancia de masticar lento. En esta entrada puedes recordar por qué es importante.
Hace poco una persona en la consulta me hacía esta reflexión:
«Quiero aprender a saborear la vida»
Y me encantó la metáfora porque hablamos de masticar lento. Pero podemos comer despacio sin saborear, por ejemplo:
- Mientras leemos un libro
- Contestamos un email
- Escribimos un whatsapp
Más importante que masticar lento es tener la sensación de saborear la comida. Y como consecuencia, saborear la vida.
¿Tienes la sensación de saborearla?’ ¿De vivirla? ¿De experimentarla en todo su explendor?
Cuando trabajamos el hambre emocional y queremos comer eligiendo los alimentos. Sin que éstos sean los que nos llevan a comer de forma inconscientemente. Sintiendo el monstruo incontrolable que nos invade en un cierto momento. Necesitamos preguntarnos, cómo no saboreamos la vida. ¿Qué estamos tratando de tapar con la comida por miedo a afrontar una situación/emoción/pensamiento?
Si quieres saborear más la comida quizá pueda ayudarte:
- Imaginarte que estás en una cata de vinos, ¿has estado alguna vez? ¿Qué es lo primero que se hace cuando se coge la copa? ¿Qué sentidos se desarrollan? ¿Cuántos matices se tienen en cuenta? ¿A qué velocidad se bebe? Y comer a esa velocidad y con esa atención.
- Que el acto de comer sea un acto en sí mismo. No algo que realizas mientras haces otra cosa.
- Utilizar el acto de comer como un acto de concentración, tratando de describir la experiencia que vives en ese momento. Con la intención de no perderte ningún detalle. De observar la sensación de hambre o saciedad en tu cuerpo. Y reconociendo cómo reacciona tu mente ante la comida.
Si quieres seguir profundizando en mejorar tu relación con la comida (y con la vida) tienes a tu disposición el curso online de mindful eating.