Tu Intestino: tu Salud y bienestar
El Intestino es uno de los órganos que más influye en nuestra salud. A través de él nuestro organismo obtiene los nutrientes para tener energía. Funciona como barrera a la hora de absorber, o no, los nutrientes.
De esta manera, si funciona correctamente, nos ayuda a evitar toxinas. Pero puede ocurrir que este se inflame y deje de funcionar correctamente. En estos casos, más que nunca, necesitamos aprender a cuidarlo.
En las últimas dos entradas hemos ido hablando de depuración y Detox. Vamos a adentrarnos en este fascinante mundo :).
Intestino
Tenemos dos intestinos, el delgado que comienza después del estómago (donde se absorbe la gran mayoría de nutrientes). Y el grueso (compuesto por el colon y el recto). El delgado comienza debajo del pezón izquierdo (mucho más arriba de lo que uno piensa normalmente). Mide entre 3 y 6 metro de longitud y se pliega para poder  absorbe más y tener más superficie. Por dentro está recubierto por unas vellosidades que ayudan a esta función de absorción. Si lo alisáramos, contando los pliegues y las vellosidades que tiene, observaríamos que mide unos 7 kilómetros de longitud. Increíble, ¿verdad?. Su longitud es 100 veces mayor que la longitud de nuestra piel.
Absorción
En cada vellosidad del intestino delgado hay un vaso sanguíneo que está conectado con el hígado. Este lo analiza si la alimentación tiene sustancias nocivas o tóxicas. Y si encuentra alguna sustancia de este tipo, puede destruirla antes de que ésta llegue el torrente sanguíneo. Del hígado la sangre llega al corazón y desde éste se distribuye por todo el cuerpo.
Hasta que el alimento no llega al intestino delgado, después de ingerirlo, no obtenemos la energía del alimento.
Eliminación
Alrededor de una hora después de digerir, el intestino delgado comienza a limpiarse. El estómago va enviando restos al intestino gracias a una válvula (el píloro). Que lo separa del intestino delgado, donde se genera una potente ola (movimiento peristáltico) que arrastra todo hacia el intestino grueso. No es bueno comer mientras estamos haciendo la digestión ya que frenamos el proceso de limpieza. Es aconsejable no comer hasta pasadas 4 horas o hasta tener sensación de haber hecho la digestión.
El intestino delgado y el intestino grueso se separan por la válvula de Baushin. En el grueso hay bacterias que siguen digiriendo lo que no se ha podido digerir anteriormente. Esta también absorbe líquidos.
El intestino grueso coge fuerzas suficiente para evacuar entre tres y cuatro veces por día. Así, hace avanzar el bolo alimenticio. Por ello, hay personas con un sistema digestivo muy activo, que pueden ir al baño diariamente tres o cuatro veces. Pero en la mayoría de las personas se produce una deposición al día.