Ortorexia
La ortorexia es la obsesión por comer sano, Âáuna nueva patología!
Hace ya muchos años que decidí cuidarme con ayuda de la alimentación. Me hice vegetariana hace 10 años y desde hace 7 me dedico a asesorar personas a través del coaching nutricional.
En todos estos años se han multiplicado las tiendas ecológicas y ya encontramos quinoa en muchos de los supermercados más comunes. Algo que me alegra y que facilita una alimentación saludable.
Vivimos en una sociedad en la que todo es rápido, no podemos permitirnos perder un minuto. Uno de los talleres que más imparto en las empresas es «Cocina rápida para gente con prisa». Queremos comer sano y dedicar el mínimo tiempo posible a la cocina.
Hace ya un tiempo que escuché esta frase por primera vez: «mis amigas las saludables». He de reconocer que me horrorizó y chirrió por todos lados.
Tras varios años estudiando y aprendiendo sobre el hambre emocional con las personas con las que trabajo a nivel individual en la consulta y los grupos en los talleres, me doy cuenta desde donde comemos. Y esto solo hace reflejo de la sociedad en la que vivimos.
Causa de la ortorexia
Nos exigimos perfección y queremos mostrarnos perfectas. Empezamos a cuidarnos a través de la alimentación y desde ahí nos exigimos comer poco y solo alimentos que consideramos «perfectos». O hacemos dietas como si nos fuera la vida en ellas.
Consecuencias de la ortorexia
Desde esta exigencia, si somos humanas, solo podemos acabar saltándonos las normas que nos hemos impuesto. Porque las imponemos desde la mente y la fuerza de voluntad. Olvidándonos que necesitamos cuidarnos y permitirnos sentir.
Es maravilloso cuidarse a través de la alimentación. Pero solo si es en el camino de conocimiento y sanación interior. Si se convierte en una obligación más, nos generará hambre emocional. Porque no comemos desde lo que somos, sino desde lo que queremos llegar a ser. No comemos desde lo que necesitamos escuchando nuestras necesidades sino desde la mente y desde un ideal inalcanzable.
Es más conveniente dar pequeños pasos y disfrutar del camino que saltar y caernos en el intento.