Si lo se… ¿Por qué no lo hago?
Hoy en día tenemos tanta información a través de los ordenadores, las tablets, los teléfonos móviles,… Sabemos que: el azúcar es malo, no descansar es malo, no dedicarnos un minuto al día es malo,… Y, aún así, seguimos haciéndolo mal. ¿Por qué? Si lo se… ¿Por qué no lo hago?
En los momentos emocionales que me encuentro bien es un poco más fácil, pero los momentos que me noto bajo… todo da igual.
Si nos preguntamos: Si lo se… Â¿Por qué no lo hago?
Una respuesta puede ser porque nos autosaboteamos. Â¿Te has dado cuenta de lo débil que es la mente? Sabemos que no somos la mente, y, sin embargo, ésta decide qué hacer con nosotros. Y, además, nos sabotea, busca excusas para no hacer lo que tenemos que hacer (procrastinar). Nos da motivos para conseguir lo que quiere:
«Te mereces un premio, cómetelo»
«No eres capaz»
«Un día es un día»
«Eres idiota, cómo has podido hacerlo tan mal»
«No puedes»
«No vales para nada»
¿Te suena?
Eso nos dice la mente, nos lo decimos en primera persona y nos lo creemos. Como resultado, nos baja la autoestima y nos sentimos fatal con nosotros mismos. También nos falta energía y fuerza para hacer cualquier cambio y en ocasiones nos acabamos conformando con lo que hay.
Cuando empezamos a tomar consciencia de:
- Lo que nos decimos
- Cómo nos hablamos
- Lo que queremos
- Lo que somos
Empezamos a fortalecer la mente. Y, personalmente, lo que más me ha ayudado a conseguirlo es la meditación (Beneficios de la meditación). Puedes leer más aquí (Cómo la meditación puede ayudarnos en nuestro día a día). O aquí (Para qué sirve la meditación, como empiezo).
Necesitamos fortalecer nuestra mente para ser más libres y elegir más. Cuando lo hacemos, el hambre emocional desaparece, nos ayuda a entender que hay detrás. Es decir, entender la importancia de conocernos y entender qué hacemos aquí.
Que tengas un día hermoso, Om Namo Sivaya